CONFERENCIA DE LA SOCIEDAD CAMINERA EN LA CASA DE LA CULTURA.

 El 22 de septiembre se reanudaron las conferencias presenciales que la Sociedad Caminera solía dar en colaboración con el Ayuntamiento de Torrelodones antes de la pandemia. Con gran éxito de público, pues la Sala Polivalente de la Casa de la Cultura estaba llena, Jesús Ruiz Fernández nos sorprendió en su charla “Un emperador pernocta 36 años en Torrelodones”, poniendo en duda lugares comunes o dogmas, como que el mesón de Francisco de Baños o la casa que Juan de Herrera construyó a Felipe II en nuestro pueblo fueran las indicadas por Luis Cervera Vera en su artículo de 1949, al que siguieron el cronista José de Vicente Muñoz, el Ayuntamiento, y ahora la Wikipedia y prácticamente todas las páginas de internet.
Con respecto al mesón, consideró que probablemente fuera más fiable el que Pier María Baldi pintó en 1686 que el de Cervera, dada su mayor cercanía en el tiempo y la rigurosidad de las obras de Baldi. De él no quedaría nada, ni el dintel.
Con respecto a la casa, concluyó: 1) que, a pesar de lo que siempre se ha dicho, la Posada no es la casa de Felipe II, 2) que tampoco lo es la que dibujó Cervera, 3) que en algún momento se trasladó la cornisa de piedra de la casa filipina, que estaba pared con pared con el mesón de Francisco de Baños, a la Posada, y 4) que la casa de Felipe II estaba en el lugar que ahora ocupa el edificio correspondiente a los números 14 y 16 de la calle Real.
Para llegar a estas conclusiones, Jesús Ruiz se basó en documentos de la época, así como en material gráfico y fotografías. De los primeros, en las tres cédulas reales de 1589 y 1592, transcritas por Cervera, y en el de 1590, descubierto en 2016 en los archivos de El Escorial por Antonia Criado. De todos ellos, manifestó el ponente que pueden extraerse los siguientes datos que le llevaron a las conclusiones anteriores: 1) La cassa constaba de unos aposentos; “pegados”, “arrimados”, “atados” al mesón, al mismo nivel de suelo 2) Tal casa se comunicaba mediante una puerta con los aposentos que el rey ya tenía en el mesón de Baños. 3) Las paredes de mampostería estaban rematadas por una cornisa de piedra con una concavidad inferior que impedía que entrara el agua de la lluvia en ellas. 4) Las tejas eran de barro.
El ponente resaltó que era clave el dato de la cornisa, al probar que la Posada no puede ser la cassa, debido a que la concavidad de su cornisa está rematada justo por el lado opuesto a donde estaba el mesón, mientras que por ese lado es continua. También dudó de que la casa de Felipe II en Torrelodones fuera diseñada por Juan de Herrera, pues sus paredes de argamasa y tejas de barro no cuadrarían con el estilo herreriano. Su nombre, dijo, solo figura en uno de los cuatro documentos, el más antiguo, en el que se ordena su construcción, y no en los restantes, referentes a las instrucciones (materiales, medidas, etc.) y limpieza. Probablemente, la precaria salud de sus últimos años le impidió realizar la que habría sido su última obra.

Jesús Ruiz agradeció la ayuda que en sus investigaciones le proporcionaron Antonio Iraizoz y Eulalia Ramírez.

Publicaciones Similares